Los Conocidos

Voy a hablar del terrible fenómeno de los "conocidos."
La sociedad venezolana es muy sociable. Contraproducentemente sociable. La gente no usa la sociabilidad para causas nobles, sólo por distracción o cultivación de odio. A nivel macro, no usamos nuestro afortunado gen sociable con fines cooperativos o por un fin común positivo. Los venezolanos nos enorgullecemos de ser gente abierta que acepta a los demás. Pero no es tan así... Ya los venezolanos no somos los simpáticos que éramos antes. En Chile me he dado cuenta de las numerosas, rigurosas e innecesarias leyes sociales que hay en Venezuela, tomando como ejemplo los protocolos sociales como el falsamente cariñoso saludito en Sawu, con los que pretenden ser tu amigo para que los demás vean lo populares que son. Si me los encontrara en Plaza las Américas me dieran la mano y de vaina. Es sumamente rigurosa la sociedad en las críticas de la gente, ¿qué tiene de malo que te emborraches un día y hagas el ridículo? Gran cosa. En la sociedad caraqueña que yo conozco, tus amigos de verdad se cagan de la risa contigo, pero una acción así es manjar para los chismosos. Después de una noche de ridiculez pierdes el poco cariño que te tenían esos “conocidos.” Todos decimos que los amigos se cuentan con los dedos y los demás dejan mucho que desear, lo cual es muy verídico. Los “conocidos” son esos “amigos” que más o menos conoces, los que odian verte feliz, los que odian verte yendo hacia adelante.
Muchos cayeron en el jueguito y ahora la moda en Caracas es cultivar odio a la gente y aquí es cuando los “conocidos” entran en acción. Difícilmente vas a encontrar a un conocido hablando bien de alguien; los conocidos son los encargados de desprestigiar el nombre de sus conocidos. A mí me han llegado numerosos chismes de gente y por ningún motivo los creo. Simplemente no los creo. No me importa si sean verdad o no, yo valoro a la persona y lo que ella me demuestra a mí, no lo que me llega por los aires. Yo sé de gente que habla falsedades absolutas de mí sólo para desprestigiarme. Entonces, si yo sé que la gente habla falsedades de mí, ¿por qué voy a creer los chismes que me traen sobre los demás? ¿Cómo voy a permitir que un chisme destruya mi cariño por un cercano? La triste realidad es que Venezuela es un país estancado en muchos aspectos y la mayoría de los habitantes, los “conocidos,” son unos traumados que se les echó a perder la pick-up. Y aquí es cuando la mentalidad retrógrada entra en acción y en vez de que los conocidos piensen su forma de echar ellos para arriba, piensan la forma de echarte a ti para abajo, para que estés igual de mal que ellos.
Me entristece ver a mis amigos cayendo en estos jueguitos de desocupados que no tienen otra más que hablar mal de la gente. Esos que se agrupan en las universidades a hablar paja de gente que ni conocen por horas, en vez de estar estudiando o leyendo.

Para llegar a ser alguien es imperativo materializar, no conformarse con hablar.